El trabajo es una constante en nuestras vidas, una actividad que, nos guste o no, nos acompaña durante décadas. Aunque muchos sueñan con la jubilación anticipada, la realidad es que la mayoría de los trabajadores deben afrontar largos años en el mercado laboral. En este contexto, cotizar en más de un régimen de la Seguridad Social se ha vuelto cada vez más común. Además, una opción que está ganando popularidad es la pluriactividad, es decir, la combinación de un empleo asalariado con una actividad como autónomo.

Aunque pueda parecer un desafío extenuante, la pluriactividad no solo ofrece un abanico de oportunidades económicas y profesionales, sino que también brinda beneficios que pueden marcar la diferencia en la estabilidad y el crecimiento laboral. En este artículo, exploraremos las principales ventajas de combinar ambas modalidades de trabajo y cómo pueden ayudarte a optimizar tus ingresos y derechos sociales.

Cotizar simultáneamente en el Régimen General y en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) no significa que un trabajador vaya a recibir automáticamente el doble de prestaciones. Sin embargo, sí amplía sus posibilidades a la hora de acceder a ciertos beneficios de la Seguridad Social.

Por ejemplo, en caso de solicitar una baja médica o una prestación por jubilación, si no se cumplen los requisitos mínimos en uno de los regímenes, es posible compensarlo con el otro. Esto otorga mayor flexibilidad y seguridad en situaciones imprevistas, lo que se traduce en una protección social más sólida.

Si estás dando tus primeros pasos en el mundo del emprendimiento, la tarifa plana del RETA puede ser un gran incentivo. Esta medida permite pagar una cuota reducida de 80 euros al mes durante el primer año de actividad como autónomo, lo que representa un gran alivio para quienes buscan minimizar costes en la fase inicial de su negocio.

Además, en algunos casos, este beneficio puede extenderse durante un año adicional, siempre que los ingresos del autónomo no superen el salario mínimo interprofesional. Para acceder a la tarifa plana, es necesario no haber estado dado de alta como autónomo en los dos años anteriores y no tener deudas pendientes con la Seguridad Social.

Uno de los mayores temores de quienes se lanzan al mundo del emprendimiento es la incertidumbre económica. Aquí es donde la pluriactividad se convierte en un aliado estratégico. Contar con un salario fijo mientras se desarrolla una actividad por cuenta propia permite tener una fuente de ingresos estable que amortigua los altibajos del negocio.

Esto no solo brinda tranquilidad financiera, sino que también otorga mayor margen para arriesgar e invertir en el crecimiento del emprendimiento sin la presión de depender exclusivamente de él. Esta combinación reduce el estrés económico y permite tomar decisiones empresariales con mayor seguridad.

Uno de los aspectos más interesantes de ser autónomo es la posibilidad de deducir ciertos gastos relacionados con la actividad profesional. Algunos de los gastos que pueden ser desgravados incluyen:

  • Alquiler de oficina o espacio de coworking.
  • Material de oficina, herramientas o software necesario.
  • Transporte (siempre que sea exclusivamente para fines laborales).
  • Formación específica relacionada con la actividad profesional.
  • Parte de los suministros del hogar si se trabaja desde casa (electricidad, agua, Internet, etc.).

Para aprovechar estas deducciones, es crucial conservar todas las facturas y asegurarse de que los gastos estén directamente relacionados con la actividad profesional. Esto permitirá optimizar la situación fiscal y reducir la carga impositiva en la declaración de la renta.

La pluriactividad también brinda la posibilidad de explorar nuevos proyectos y validar ideas de negocio sin renunciar a la estabilidad de un empleo fijo. Este enfoque es ideal para quienes desean experimentar con diferentes nichos de mercado o probar la viabilidad de un emprendimiento antes de dedicarse a él a tiempo completo.

No obstante, antes de emprender cualquier actividad paralela, es importante revisar las condiciones del contrato laboral. Algunas empresas incluyen cláusulas que restringen la realización de actividades externas o establecen prohibiciones en casos de competencia directa con la compañía.

Uno de los aspectos menos conocidos de la pluriactividad es que si un trabajador cotiza en ambos regímenes y supera el límite máximo de cotización anual (4.495,50 euros en 2024), tiene derecho a solicitar una devolución parcial del exceso cotizado. Esta devolución puede alcanzar hasta el 50% del exceso en el RETA y se tramita de forma automática o mediante solicitud.

Esto significa que, si bien la cotización dual implica un mayor esfuerzo financiero en el corto plazo, también ofrece la posibilidad de recuperar parte del dinero invertido en la cotización.

Al tener dos fuentes de ingresos, los trabajadores en pluriactividad pueden destinar una parte de sus ganancias a la creación de un fondo de emergencia o a la inversión en su crecimiento profesional. Ya sea mediante la formación continua, la compra de equipos o la ampliación de su negocio, contar con una doble fuente de ingresos proporciona una mayor capacidad de ahorro y reinversión.

Además de los beneficios económicos y fiscales, la pluriactividad permite adquirir nuevas habilidades y experiencia en diferentes sectores. Esto no solo aumenta la empleabilidad, sino que también abre puertas a nuevas oportunidades profesionales y de negocio.

Por ejemplo, un diseñador gráfico que trabaja en una empresa puede desarrollar su propia cartera de clientes como autónomo, ampliando su red de contactos y construyendo una reputación independiente. Del mismo modo, un profesional del marketing puede utilizar su empleo fijo como una base de ingresos mientras lanza su propia agencia digital.